En octubre del año pasado denunciamos el lamentable estado del Parque Eduardo Trives. Han pasado casi seis meses y todo sigue igual o peor. No se han renovado los juegos deteriorados, es decir, el juego rotativo sigue sin tener las agarraderas para los niños (y por lo tanto no sirve para nada), el columpio para niños pequeños sigue sin tener acolchado (y por lo tanto los niños deben sentarse en el frío acero), el juego de escalada continúa con la madera astillada (con el consiguiente peligro de clavarse una astilla) y otro juego cuyo asiento es el filo de un plástico roto.
Lamentablemente no se trata de una excepción, sino que hay otros muchos parques infantiles en situación igual o peor. Es digno de ver, por ejemplo, el parque que se encuentra entre las calles Argentina y Nicaragua lleno de grafittis y con los juegos deteriorados de años.
¿Es que no hay nadie en el Ayuntamiento que se encargue de repasar los parques e ir cambiando las piezas que van desgastándose? ¿No hay un responsable de su inspección y mantenimiento? O ¿es que no hay dinero para invertir en estas cosas pequeñas que, como no tienen corte de cintas ni inauguraciones, no tienen importancia?
Pues a pesar de lo que piensen nuestros gobernantes, cosas como los parques infantiles y su estado tienen muchísima importancia porque a diario nuestros hijos los utilizan a riesgo de que les ocurra algo por un deficiente mantenimiento. Al final pasará como en todo, hasta que no haya una desgracia que lamentar no se pondrán manos a la obra.
Mientras tanto, pasan los meses y los años y todo sigue igual (o peor).
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